martes, 23 de abril de 2013
Historia del Lápiz López
Hola, soy López, un lápiz dulce y cariñoso que hace de mi uso un placer para la escritura. Mis padres fueron árboles rollizos y altos criados en los Alpes italianos y se llamaban Grafito, mi padre y Madera, mi madre. De ellos salimos mis cientos de hermanos y yo.
Recuerdo que nos llevaron a una serrería y allí comenzó nuestra existencia cuando nos dieron la forma y el color. Para diferenciarnos de otros lápices, ya que los de nuestra familia nos vestimos casi todos de negro y amarillo, nos pusieron un sombrerito. El mío es de color rojo. Luego nos metieron en unas cajas pequeñas que a su vez iban en otras más grandes y fue así como llegué a parar a la papelería de un pueblecito de la sierra norte andaluza. Una vez allí, un hombre mayor, Benito, al que se le veía disfrutar rodeado de libros, cuadernos.. me cogió y me colocó junto a algunos de mis hermanos en un rinconcito de la estantería que estaba a su izquierda.
Así fueron pasando los días, semanas, meses y yo seguía allí pero ya conocía a todo el mundo. Me hice amigo de muchos lápices de colores y me extrañó mucho que algunos pudieran pensar que yo les pudiera tener envidia .. ¿envidia por qué? Porque los lápices de colores parecen más felices porque son más alegres y todos los niños quieren tenerlos pero esa no es ninguna razón para que yo les tenga envidia. Os diré una cosa, quizás ellos sean más queridos porque sean coloridos, pero nadie querrá escribir una historia con un lápiz de color. Todos recurren a nuestra familia porque somos nosotros los que dejamos una bonita huella negra al pisar sobre el papel. La verdad es que me siento incluso orgulloso porque de mis antepasados han brotado mil historias y poesías preciosas. Quizás yo deje a mi paso unas más..
También pude conocer a los portaminas, aunque no tan de cerca porque estaban en la estantería de enfrente.. Suele pasar lo mismo que antes; corren rumores de que le tenemos envidia. Bien, pues seré yo, el Lápiz López, aquí y ahora quien os abra los ojos. Estoy de acuerdo en que son nuevos, modernos y que tienen la ventaja de que jamás se gastan al volver a poner minas y que por esta razón, les durará para siempre a su dueño. Pues tampoco les tengo envidia. Son simples apariencias. En realidad sus minas se gastan demasiado rápido, son débiles, se parten y simplemente aparentan fortaleza por esa coraza que visten, pero no es así.
Mi vida, la de mis padres, la de mi familia, es siempre la misma. No tenemos ningún dueño, nunca duramos toda nuestra existencia con la misma persona. Nos pierden, nos venden, nos regalan a otras, o simplemente entran en juego los sacapuntas, aquel material al que tanto odio le tenemos porque poco a poco van acabando con nuestra vida, aunque en realidad le agradecemos la limpieza que nos hacen a cada tiempo.
He pasado mucho tiempo con humanos y, a mis catorce años, sólo puedo decir una cosa; en realidad somos como ellos. Cuando nacemos, cuando somos jóvenes somos fuertes y altos, impecables, sin ningún rasguño y ninguna cicatriz. A medida que va pasando el tiempo, que empezamos a trabajar, nos volvemos más cansados, nos gastamos, vamos hacia abajo en altura, comenzamos a tener cicatrices y nuestras ropas no estarán igual de arregladas que antes. Pero hay una diferencia. Nos hacemos más fuertes psicológicamente porque cuanto más altos (jóvenes) más fácilmente nos pueden romper o hacer daño porque tenemos poca experiencia con la vida pero cuando vamos envejeciendo y haciéndonos más bajitos ya es más difícil que nos partan.. Además hemos dejado nuestra huella y habremos sido transformados en memorias, en frases para recordar ..
Iremos envejeciendo poco a poco, iremos perdiendo altura, iremos desgastándonos hasta perder nuestro color amarillo y negro, hasta llegar a ser un lápiz diminuto. Pero al menos podremos contar nuestra vida, nuestras historias escritas, cosa que no podrán hacer ni los portaminas, ni los lápices de color ya que nunca llegan a gastarse por completo. Ellos apenas tienen vida y pienso que nunca llegarán tan lejos en sus vidas como nosotros porque no pisan con la misma fuerza con la que nosotros lo hacemos para dejar una huella tan grande como la nuestra. Entonces ahora pregunto yo.. ¿enserio creéis que les tenemos envidia? Sólo os pido y os agradecería que seáis vosotros quienes acabéis con esos absurdos rumores.
Atentamente: El Lápiz López.
Wikipedia
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